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Hito 19 | 1799 El naufragio de la Guadalupe

Formació

27 set. 2022
#Hito19 de la #CulturadelaVelaCV
Teniente de Navío: Juan José Esteban Garrido

La Armada española de finales del siglo XVIII era la tercera más poderosa del mundo en aquella época. La fragata Nuestra Señora de Guadalupe fue botada en La Habana en 1786 y era uno de aquellos buques que, tras siglos de estudio y perfeccionamiento por nuestros mejores marinos, había alcanzado un nivel comparable al de las mejores marinas de la época.

Al mando del capitán de fragata D. José de la Encina dió la vela en Palamós el 14 de marzo de 1799 con misión de proteger al comercio español en las costas levantinas, ante el acoso permanente al que era sometido por enemigo inglés. Así la fragata cruzaba por el área de las islas Columbretes.

A la mañana siguiente avistaron a los buques enemigos, tres de ellos navío, fragata y bergantín comenzaron a dar caza a nuestra fragata que con mar gruesa y viento del SO intentaba escapar de ellos.

Fue perseguida por los ingleses durante 24 horas y parecía que la iban a alcanzar, pero grandes chubascos le permitieron perderse de vista de sus perseguidores. En estas condiciones la fragata cambió de rumbo buscando desorientarlos, volando sobre las olas de tal manera que a las 4 de la mañana, con una visibilidad muy reducida, no pudo maniobrar y al no poder entrar en el puerto de Denia, embistió contra los fondos rocosos de la punta del Sardo antes de rebasar el cabo de San Antonio. El impacto fue tal que algunos marineros cayeron al agua desde la proa.

En el momento del naufragio, de 327 hombres a bordo, en aquel terrible suceso perderían la vida 147 que no pudieron alcanzar a nado la costa a pesar de haber encallado a tan sólo cien metros de la misma.

La fragata había quedado sobre las rocas por lo que los embates de la mar la iban deshaciendo. Se picaron los palos, se intentó poner en el agua las embarcaciones menores, pero todo fue en vano por los golpes de mar.

Por último, se intentó montar un andarivel que permitiese ganar la costa. Dos valerosos marineros de la fragata, tras varios intentos infructuosos desde tierra, se ofrecieron voluntarios, pereciendo en el intento sin que nadie pudiera evitarlo.

Los dianenses contemplaron impotentes como la nave, batida por la fuerza de las olas, se iba haciendo añicos y sus tripulantes eran destrozados por los envites del mar y los clavos de las maderas. Uno de esos marineros que alcanzó ileso la playa, llamado Andrés Martínez, se convirtió en un héroe al coger un cabo largo y volver a meterse en el agua, nadando hasta lanzarlo a la proa de la Guadalupe y de este modo, fijar el ansiado andarivel por el que muchos marineros consiguieron salvar la vida.