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1414 Las galeras del Papa Luna en Peñíscola

Formación
18 nov 2021
XX Hitos de la #CulturadelaVelaCV
Teniente de Navío: Juan José Esteban Garrido

1414 Las galeras del Papa Luna en Peñíscola

En 1411 llegó la corte papal a Peñíscola y con ella caballeros, mercenarios, mercaderes y sabios que dominaban los saberes de la navegación de su tiempo. Junto a él, vino un impresionante conjunto de obras de arte, obras literarias, reliquias, textos religiosos y pergaminos. Este caudal de conocimiento que llegó a Peñíscola con la corte papal, colocó aquella biblioteca como la más importante de su tiempo y a la plaza a la vanguardia de la sabiduría en numerosos órdenes: astronomía, matemáticas, ciencias naturales etc. Así, se estableció una escuela de navegación que garantizaba la eficacia de la flota papal.

Todo llegó a bordo de varias galeras de combate que también transportaron el tesoro de los papas de Avignon. Esto se amplió además con todas las reliquias y documentos aportados por la orden de Santa María montesa fusionada por Benedicto XIII con la de San Jorge de Alfama.  Por eso Benedicto XIII eligió el castillo del mar de Peñíscola como sede. Era el cuartel general desde dónde contratacaría con sus monjes guerreros de Montesa convertidos gracias a su inteligencia en monjes-marinos-guerreros.​

​Desde allí, en su singladura hacia Roma, dispondría de puntos intermedios dónde aprovisionarse y abastecerse: Mallorca, Cerdeña, Sicilia. Sin olvidar que, al estar situado en el centro del litoral de la corona de Aragón, todo el tráfico comercial quedaba a su alcance, lo que suponía impuestos y beneficios con los que fortalecer su posición militar siempre con la vista puesta en Roma, porque hasta el último minuto de su longeva vida, Benedicto XIII “se mantuvo en sus trece”. ​

Peñíscola siempre fue un punto vital en la defensa naval de la costa del Reino de Valencia. La labor de protección de las costas valencianas por la escuadra papal fue espectacular, de manera que los Jurados de la ciudad de Valencia pidieron en 1412 y era lo habitual desde la llegada de Benedicto XIII a Peñíscola, la protección de las galeras papales que al contar con dotaciones escogidas eran sumamente efectivas.

Tras los diferentes concilios y reuniones que habían conducido al nombramiento de Martín V como papa, el aislado papa Luna se había convertido en un personaje muy incómodo para el poder real, pues Benedicto poseía un respaldo social y un poderío militar muchas veces superior al de los monarcas. Los reyes de Aragón no solo tenían que tratar con un anciano muy culto y valiente, con un carácter indomable, sino con un líder que disponía de un ejército compuesto por caballeros de las mejores órdenes militares de España.

Benedicto XIII fue un hombre excepcional en todo. Vivió 94 años y finalmente murió en su refugio de Peñíscola en 1423. Clemente VIII fue elegido por cuatro cardenales sucesor de Benedicto XIII en Peñíscola aunque finalmente en 1429 abdicó. Con su abdicación, concluyó el cisma de occidente y el período de Peñíscola como sede papal y base de la escuadra pontificia de galeras.